Las palabras más importantes no se gritan, se susurran al oído.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Nosotros

Apagué las luces y encendí las estrellas, aún me quedaban por ver muchas, muchas de las más bellas. Las arrugas de mis ojos y la comisura de mis labios señalaban al cielo, y mientras los escombros de mi pasado volaban como cenizas en el aire, inspiré todo mi presente, sabiendo que este jamás me abandonaría.

Cuán afortunada fui al conocerte, pero más lo soy al aún tenerte. Ni palabras, ni sonrisas, ni abrazos, nada servirá para expresar lo que me importas mejor que seguir contigo, a tu lado, pasen los años, los veranos de sol y los inviernos de nieve, las quejas del frío o el agobio de todo y nada, tus preocupaciones por mí y las mías por ti... pase el tiempo que pase yo junto a ti, y lo más importante, tú junto a mí.

Porque hubo un tiempo, sí, en el que ni tú ni nadie estaba aquí, pero gracias a Dios, voló, voló como cenizas en el aire.

No sería capaz de entender esto sin tus palmaditas en la espalda, sin mis tropiezos en los que me acabas tendiendo la mano para levantarme, tus "estoy aquí para lo que quieras", tu paciencia cuando no te quiero contar algo pero que sabes que siempre te acabo contando ¿a quién si no?, tus cosas, las mías, las nuestras...

Lo empalagosa que me estoy poniendo, y solo para que te sientas identificado, tú, mi AMIGO.


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