Las palabras más importantes no se gritan, se susurran al oído.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Peleo mientras duermo

Me he levantado y la sábana estaba en el suelo. La he recogido y la he sentido más suave y fina que nunca, no he podido resistirme, y he vuelto a cubrirme con ella, como si no tuviera prisa por madrugar. Me he quedado dormida, me ha atrapado el sueño y otra vez he vuelto a sentirlo. He vuelto a sentir como los minutos de sueño pueden ser torturas mentales que despellejan cada pensamiento profundo y lo lanzan ya herido contra ti, como si de una pared de frontón se tratase. He vuelto a sentir como con los ojos cerrados todo lo demás se abre, y no son las opiniones de los demás las que importan, si no si tus actos funcionaron acorde a tus ideas, a tus pretensiones. He vuelto a sentir las sábanas tan pesadas que no podía moverme, he vuelto a sentir como mi cabeza daba vueltas cuando aún seguía inmóvil en la almohada. He vuelto a sentir como el lugar más cómodo de la casa puede ser también el más incómodo, porque no hay nada más incomodo que una batalla librándose en tu cabeza.


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