Las palabras más importantes no se gritan, se susurran al oído.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Y tú, ¿Juegas?

El miedo a tropezar nos impide caminar. El miedo a fallar nos impide esforzarnos. El miedo a equivocarnos nos impide pensar. Pero, ¿y si tropezar, fallar y equivocarnos no fuera tan grave como parece?

Muchas veces hay que jugar las cartas que se tienen porque no conoces cual será tu próxima mano. Tirarlas al tablero, descubriéndolas a los ojos de tus contrincantes y sin saber que tirarán ellos después... no te presta mucha seguridad. Pero, ¿acaso reservártelas para el próximo turno suena mejor? A veces si no arriesgas acabas perdiendo el turno y más adelante te arrepientes de no haber tirado tu As. Que las dudas que nublan tu mente mientras tus dedos tiemblan eligiendo la carta que parece ser más conveniente tirar no te impida continuar.

Lo que está claro es que en toda partida hay un ganador y un perdedor, sí, pero todos son jugadores. El juego como la vida, hay que jugarla. Tirar, robar o dejar pasar tu turno, pero siempre, JUGARLA.


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