Tal vez se te olvidó como deslizar la mano ligeramente, como elegir bien el color, o simplemente como sacarle punta. O tal vez sea el papel en blanco, que te amenaza con su pálida cara, que te pone nervioso y te angustia el no saber como empezar a mirarle o tocarle...
Está claro que las sonrisas no se dibujan con cualquier lapicero, pero más importante aún es la mano que lo sujeta.
 Las palabras más importantes no se gritan, se susurran al oído.
Las palabras más importantes no se gritan, se susurran al oído.
 
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