Tu barbilla se cayó de mis manos,
tus labios de mis labios,
al caerse ambos me faltaron.
Pero no tanto como tus ojos,
estos no cayeron,
miraron más alto,
volaron.
Y al marcharse,
unos hacia abajo,
otros hacia arriba,
ahí quedé yo,
conmigo misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario