Normalmente le buscamos el sentido a todas las cosas, un por qué, una explicación... Pero el problema es que hay veces que no las hay, que buscas y buscas... y nada parece tener pies ni cabeza. Y es en esos momentos cuando debemos asentar nuestra cabeza y no darle importancia a la explicación, si no al hecho en sí mismo. Admitirlo, tal cual es, y seguir adelante.
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